Por: GenÉthico
Consideramos maltrato infantil cualquier abuso sexual, explotación comercial o violencia física o psicológica efectuada a menores de 18 años.
La desatención de las necesidades básicas (psíquicas y físicas) de las niñas y niños, también es violencia infantil.
¿Hay factores que puedan incrementar la posibilidad de ser maltratadores?
Antes de nada, debemos entender que las condiciones mencionadas a continuación NO implican causa directa para que una persona habiendo sido víctima de uno de esos factores se convierta en maltratadora en la edad adulta.
La mayoría de estos condicionantes vienen dados ante una persona emocionalmente inestable. Una persona que nunca ha recibido ayuda profesional para entender y canalizar sus sentimientos y, por tanto, vuelca sus frustraciones con el ser más débil que tenga cerca y en un entorno que pueda controlar.
Algunos de los factores que comentamos son:
- Haber sido víctima de violencia en la infancia.
- Haber sufrido abandono.
- Depresión o trastorno por estrés postraumático.
- Machismo: en el domicilio ya existe violencia machista.
- Desempleo o pobreza.
- Aislamiento social o de la familia.
- Persona narcisista, sin empatía.
- Drogadicción, alcoholismo, ludopatía.
¿Cuáles son los factores más determinantes para ser un niño maltratado?
Por supuesto que los niños nunca son los culpables. Todos deben ser respetados y queridos. Los últimos informes de la OMS determinan que hay una serie de características que provocan con mayor frecuencia en algunos adultos estos comportamientos indeseables.
Dichos factores son:
- Menor inferior a 4 años y adolescentes.
- No ser una niña o niño deseados o no cumplir las expectativas de los padres.
- Tener necesidades especiales, rasgos físicos poco comunes o llorar mucho.
Volumen del problema al cual nos enfrentamos
Sabemos que el maltrato infantil es un problema complejo. Solo partiendo de la premisa que, como decíamos antes, el 70,2% de la violencia infantil sucede con niños muy pequeños y dentro del hogar, los datos son realmente difíciles de extraer.
Sabemos con certeza que cada año se asesinan a 41.000 niños menores de 15 años. Sin embargo, los expertos aseguran que esto es solo la punta del iceberg ya que muchas muertes infantiles se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, etc.
Varios estudios internacionales avalan que una cuarta parte sufre violencia física; 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños sufren abusos sexuales, ligados a la desatención y al maltrato emocional.
Como en muchas otras circunstancias, las crisis suelen agravar los problemas sociales más dolorosos.
En conflictos armados y con los refugiados, ser una niña es casi directamente una condena directa para ser víctima de abusos sexuales, explotación o violencia psicológica. Recordamos que las víctimas de la violencia machista son también los menores que viven en el domicilio. De hecho y a pesar de que no hay demasiados datos, se estima que 1 de cada 4 niños en España sufre algún tipo de violencia.
El último informe de la ONU de 2020 sobre la prevención de la violencia infantil advierte del aumento de las agresiones y abusos tanto en los hogares como por internet debida a la crisis del Covid-19 e insta a los países a tomar medidas urgentes. Son poquísimos los niños que tienen protección jurídica contra la violencia infantil. Sólo un 2% frente al 98% que está desprotegido. Debemos tener en cuenta que la mayoría de los niños que sufren abusos son demasiado pequeños como para tener la capacidad de denunciar los hechos.
A ello hay que añadir el estigma que, en la mayoría de sociedades, se proyecta en las víctimas. En muchas ocasiones, llegando a hacerlas sentir más responsables que víctimas. En algunos entornos incluso puede ser más peligroso la denuncia que la violencia sufrida. Que aquellos que se supone que deben cuidarte, protegerte, sean los que te hieran, condena al menor a una serie de consecuencias psicológicas que agravan las ya producidas por la agresión en sí misma. Asimismo, se debe pensar la violencia como un importantísimo problema de salud pública.
¿Podemos prevenir la violencia infantil?
Las agresiones sexuales, psicológicas o físicas se pueden prevenir. A pesar de ello, 1.000 millones de niños en el mundo las sufren cada año. Para evitarlas necesitamos tener un enfoque amplio.
- Aportar apoyo a las familias como medidas ejemplares de conciliación.
- Enfermería que ofrezca apoyo e información a los padres como el traumatismo craneoencefálico provocado a bebés por el zarandeo.
- Generación de grupos para los progenitores que mejoren sus aptitudes y conocimientos sobre el desarrollo de sus hijos, fortaleciendo así sus vínculos.
- Formaciones e información múltiple. En muchas de las ellas también interviene el menor, mostrándole las diferencias entre los contactos normales y los abusivos.
- Educación sexual.
- Cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.
Cuanto antes se empiecen este tipo de métodos preventivos, mejores resultados tendrá para los menores.
INSPIRE es el acrónimo del último informe sobre la situación mundial de prevención de la violencia contra los niños 2020.
I para la implementación y cumplimiento de las leyes.
N para normas y valores.
S para entornos seguros.
P para apoyo de padres y cuidadores.
I por ingresos y fortalecimiento económico.
R para servicios de respuesta y apoyo.
E para educación y habilidades para la vida.
Como hemos comentado en otros muchos artículos, la educación es clave para prevenir conductas denigrantes o abusivas, entre otras.
Este artículo fue publicado originalmente en GenÉthico. Lea el original aquí.
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